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Restos de un pasado vitícola

Restos de un pasado vitícola

El incendio del Pont de Vilomara, que tuvo lugar el verano de 2022 en la zona del Bages (Cataluña) arrasó más de 1.700 hectáreas. Se produjo el 17 i 18 de julio, en un contexto de altas temperaturas y sequía extrema. Una vez apagado el incendio, las cenizas dejan entrever el pasado agrícola de la zona.

Los muros que marcan los bancales, construidos siguiendo la antigua técnica de la piedra seca propia del litoral mediterráneo, junto a las tinas de fermentación, permiten adivinar el pasado vitivinícola de la zona. De hecho, al cabo de pocos meses del incendio, las cepas que habían sido engullidas por el bosque muestran nuevamente brotes verdes. 

El abandono de los cultivos es una de las principales causes del incremento de la masa forestal descontrolada en Catalunya, que en los últimos veinte años ha pasado de las 1.902.856 hectáreas a superar las 2.047.000.

El incremento de la superficie forestal, que convierte Catalunya en uno de los lugares más frondosos de Europa y, sobre todo, la poca o nula gestión de estos espacios se ha convertido en una amenaza para la población. En el caso del incendio del Pont de Vilomara el fuego llegó a algunas casas y las autoridades tuvieron que evacuar a los vecinos por la proximidad de las llamas a la zona residencial.

La conservación de zonas de cultivo próximas a las viviendas ha demostrado ser una herramienta de prevención de reisgos en los incendios forestales. Por esto, los viñedos pueden llegar a ser grandes aliados en estos casos.